Las fantasías de Dana

Dana se encontraba sola en su habitación, en su cabeza abundaban un sin fin de fantasías, con sus manos se daba placer recordando a Edgar que alguna vez formo parte de su vida, desde que el se había ido ya no era la misma, mientras sus manos hacían su labor imaginaba que estaba en un jardín lleno de tulipanes acostada en el césped junto con Edgar, él la observaba y la acariciaba, mientras que ella con los ojos cerrados dejaba que esas caricias se tatuaran en cada parte de su cuerpo que el tocaba, poco a poco esas caricias se hacían mas fuertes y los sonidos de ella se intensificaban. Siempre a Edgar le había gustado que ella hiciera esos ruiditos porque a él le encantaba que sintiera ese placer, ella por su parte de dejaba consentir porque después ella lo haría sentir de la misma manera para que los dos estuvieran satisfechos.

De un momento tan sutil sin previo aviso él la tomo entre sus brazos, su cabello que estaba levemente recogido se soltó y sus cabellos largos y negros cubrieron sus firmes senos, Edgar con una mirada pudo reflejar esa fascinación por Dana, la belleza mística irradiaba magia en todo su ser.

El seguía acostado y ella estaba de frente así él podía observarla con total plenitud, una sonrisa se dibujo en el rostro de Dana y Edgar le correspondió dándole un beso cálido, un aroma de perfume de mujer tan hipnotizante que cerro los ojos como si así ese particular olor no se le fuera a escapar nunca. Ahora los papeles se invertían, ella empezó a acariciar su atractivo pecho agachándose lentamente para quedar mas unidos, para que así se formara solamente un solo cuerpo, una sola alma en el jardín que solo se formaba en la imaginación de Dana.

Se movían lentamente, se movían como se mueven las hojas de los árboles cuando las roza el aire al compás de viento, Edgar se sentó para abrazarla y sintió que caía una gota en su espalda, inmediatamente miro a Dana y vio como lloraba, él con ternura limpio sus lágrimas y le dijo "Tranquila cariño sigo aquí como siempre, solo busca en tu interior y yo abrigare tu corazón" ella lo volvió a abrazar mirando al cielo en ese instante una mariposa venía hacia ella, se paro en su hombro y el cosquilleo de sus patas le causo estremecimiento en todo su cuerpo, inesperadamente voló y con su vuelo se desvaneció Edgar.

Dana abrió los ojos y se volvió a encontrar sola en su habitación con una mezcla de felicidad y dolor al mismo tiempo, Edgar partió antes de tiempo, el jardín secreto siempre permanecería intacto y de vez en cuando ella volvería con el recuerdo de él. Tenía que seguir su vida como él le había dicho tenía que buscar en su interior y ahí Edgar abrigaría su corazón.

Dana cerro los ojos... mañana comenzaba de nuevo...